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Elon Musk vs. Donald Trump: del apoyo millonario al conflicto que paraliza contratos clave

Junio 9, 2025

Elon Musk vs. Donald Trump: del apoyo millonario al conflicto que paraliza contratos clave

¿Quién pierde más cuando chocan los egos más poderosos del planeta?

 

Eran el dúo más impredecible del poder. Uno, el magnate convertido en político que convierte cualquier reunión en un reality show. El otro, el tecnorrevolucionario que dispara tuits como misiles y promete colonizar Marte. Juntos, Trump y Musk parecían invencibles. Pero como toda alianza basada en egos XXL y chequeras aún más grandes, la historia terminó estallando. ¿El saldo? Cientos de miles de millones en juego, contratos clave cancelados y una buena dosis de caos con consecuencias globales.

 

Cuando Elon era el “hacha” de Trump

 

Durante la campaña presidencial de 2024, Musk no solo fue fan: fue patrocinador, vocero y operador. Le soltó a Trump más de 100 millones de dólares, le devolvió su megáfono en Twitter (ahora X), y se sumó al gobierno como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (sí, el DOGE, porque claro que Elon iba a ponerle ese nombre).

Desde ahí, Musk cumplió el sueño libertario de una poda total: adiós USAID, fuera programas de inclusión, y hasta propuso cerrar el Departamento de Educación. Mientras Trump agitaba banderas en rallies, Musk cortaba presupuestos desde su escritorio con forma de cohete.

 

Pero la luna de miel duró 130 días

 

Todo terminó como suelen acabar estas historias: con fuego cruzado y memes. Musk dejó su cargo con una salida digna, pero días después arremetió contra el proyecto estrella de Trump: una megaley fiscal. “Una abominación repugnante”, la llamó. Trump se enfureció. Musk se burló de su retórica (“una ley grande y hermosa”), y luego vino el golpe bajo: insinuó que Trump figura en los archivos del caso Epstein.

Plot twist en tiempo real. Trump contraatacó en Truth Social: dijo que él echó a Musk por “haberse vuelto loco”, y anunció la cancelación de todos los contratos gubernamentales con sus empresas. ¿Traducción? Bye bye SpaceX, Starlink, y cualquier vínculo entre el gobierno y el imperio Musk.

 

¿Solo drama personal? Ojalá.

 

Lo que empezó como una pelea de egos ya está afectando al bolsillo de millones. Tesla cayó un 14% en bolsa en un solo día: más de 150 mil millones de dólares evaporados. Inversionistas entraron en pánico. La ley fiscal propuesta elimina subsidios clave para los autos eléctricos, lo que convierte a Tesla en objetivo indirecto.

Pero la amenaza va más allá. Si SpaceX sale del juego, EE.UU. podría volver a depender de Rusia para enviar astronautas al espacio. ¿Starlink? En la cuerda floja, pese a ser vital en zonas de conflicto como Ucrania. Y si Elon cumple su amenaza de desmantelar la cápsula Dragon, la NASA tendrá que improvisar… o rezar.

 


 

Política exterior, clima y aliados: todos sienten el temblor

 

Musk, aún como funcionario, cerró la USAID. Ahora, esa decisión—sumada a la ruptura—ha deteriorado relaciones con países aliados. Europa, Japón y Canadá están nerviosos por la estabilidad de acuerdos espaciales. Y en lo climático, el retiro de incentivos a energías limpias debilita el liderazgo estadounidense justo cuando China y la UE pisan el acelerador verde.

 

¿Quién pierde más?

 

Trump perdió a su puente con Silicon Valley y al emprendedor más influyente del mundo tech. Musk perdió acceso directo al poder y el aura de “hombre que arregla gobiernos”. Pero lo más grave es lo que esta pelea deja al desnudo: que decisiones estratégicas para un país entero (y para el planeta) pueden depender del humor de dos millonarios con redes sociales y tiempo libre.

 

El precio de mezclar negocios con política (y memes)

 

Mientras duró, fue una alianza de conveniencia con tintes de distopía: tecnología, política y espectáculo al servicio del poder. Hoy, es una guerra de vanidades con efectos colaterales reales. La innovación se frena. La cooperación internacional tambalea. Los mercados se sacuden. Y el precio, como siempre, no lo pagan ni Trump ni Musk: lo pagamos todos.