Inteligencia Artificial: La promesa revolucionaria que aún genera dudas
Noviembre 11, 2024 8 minutos
La Inteligencia Artificial (IA) es el nuevo “niño prodigio” del mundo de la tecnología. Promete cambiar todo lo que conocemos sobre los negocios y llevar la productividad a niveles de ciencia ficción. Se estima que el mercado de la IA podría llegar a los US$990.000 millones para 2027. Con un crecimiento anual proyectado entre el 40% y el 55%, se parece un poco a esa moda del internet en los 90: todo el mundo quiere entrar, pero pocos saben cómo hacerlo. Entonces, ¿qué está frenando a las empresas?
Aunque la IA está en un punto álgido de adopción, también está sumergida en la incertidumbre. Al igual que con el internet cuando comenzó, muchos aún se preguntan: “¿Realmente vale la pena invertir en esto?” El ruido, la confusión y una sobreoferta de proveedores de IA están haciendo que las empresas titubeen antes de abrir sus billeteras. Como mencionó Aymeric Ratel, vicepresidente y gerente general de Automation Anywhere para América Latina, en una entrevista con Bloomberg, las empresas se encuentran en un “campo gris” tratando de decidir quién puede realmente entregar un producto de IA que valga la pena. ¡Y el problema es que todos dicen que lo hacen! Pero, ¿quién entrega algo que sea más que promesas vacías?
La sobreoferta y el “ruido” de la IA
A nivel mundial, la oferta de productos de IA es tan amplia que las empresas parecen niños en una tienda de dulces: hay mucho para elegir, pero no hay claridad sobre cuál dulce es el que realmente vale la pena. La sobreoferta de soluciones de IA, especialmente de los modelos generativos y de lenguaje, está generando desconfianza. Esto no quiere decir que la IA no tenga potencial; al contrario, se perfila como la clave para muchas industrias, desde el sector financiero hasta la manufactura y la energía. Pero cuando todos los proveedores aseguran tener “la mejor solución”, es difícil para las empresas saber quién realmente está entregando un producto de valor.
Según Ratel, la IA tiene el potencial de ser tan revolucionaria como el internet lo fue en su momento. Pero, igual que sucedió con internet, no es la tecnología en sí misma lo que marca la diferencia, sino lo que se construye sobre ella. Y para muchas empresas, ese es el gran dilema. No se trata de comprar “IA” como si se tratara de un producto en un estante. Se trata de encontrar un proveedor que sepa cómo usar la IA para resolver problemas específicos y ofrecer soluciones tangibles. En este aspecto, la IA parece estar todavía en su adolescencia: todos sabemos que tiene potencial, pero aún hay muchas dudas sobre cómo canalizarlo.
El caso de éxito y los desafíos de la confianza
Tomemos un ejemplo concreto: Petrobras. La petrolera brasileña logró ahorrar US$120 millones en tres semanas gracias a la aplicación de IA generativa y automatización inteligente proporcionada por Automation Anywhere. La herramienta procesó cientos de páginas de regulaciones tributarias y datos financieros complejos, permitiendo un nivel de eficiencia casi sobrehumano. ¡Nada mal! Además, se estima que el ahorro podría alcanzar los US$1.000 millones en un año, con un incremento del 40% en eficiencia.
Sin embargo, este tipo de casos aún son pocos y lejanos entre sí. Las empresas necesitan ver más ejemplos como el de Petrobras para convencerse del valor de la IA. Aún no hay suficientes historias de éxito que demuestren la eficiencia y el retorno de la inversión que se pueden lograr con la IA. Esto hace que el panorama esté lleno de “ruido” y de afirmaciones sin fundamentos, lo que contribuye a que muchas empresas se muestren cautelosas y prefieran esperar antes de dar el salto.
Invertir para ser competitivos globalmente
Un elemento interesante que destacó Ratel es que, para muchas empresas en América Latina, la decisión de invertir en IA no está necesariamente relacionada con la disponibilidad de capital, sino con la necesidad de mantenerse competitivas en un mundo cada vez más global. Empresas pequeñas y medianas de países como Costa Rica o Colombia sienten la presión de competir con los gigantes globales, como Itaú o Citibank, que ya están invirtiendo en IA para acelerar su crecimiento.
La idea de que “no se puede invertir en IA porque se es pequeño” se está disipando rápidamente. De hecho, el problema ya no es si hay capacidad de inversión, sino a quién elegir como proveedor en medio de una oferta que parece interminable y poco diferenciada. Las empresas quieren asegurar que su inversión tenga un impacto real en sus operaciones, y para eso necesitan elegir a los socios adecuados, aquellos que puedan demostrar casos de éxito tangibles y resultados probados.
La IA en el horizonte
Bill Gates, cofundador de Microsoft, ha descrito la inteligencia artificial como “la tecnología más importante que hemos desarrollado desde la computadora personal”. Esta afirmación resume el potencial que tiene la IA para transformar nuestras vidas y el mundo empresarial. Estamos en una etapa en la que el potencial es inmenso, pero el camino aún está lleno de incertidumbres. Las empresas tienen la oportunidad de liderar esta revolución, pero necesitan claridad y resultados tangibles para tomar decisiones informadas. La IA está aquí para quedarse, y la gran cuestión es cómo navegar este vasto océano de posibilidades para llegar a buen puerto. Todo está sobre la mesa, y el futuro de la IA aún está por escribirse.